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Son más o menos las ocho treinta de la mañana cuando después de la obligada foto de grupo nos disponemos a salir y así, a nuestro paso por las calles de Pontevedra, nos encontramos con los más madrugadores ( unos chicos que supongo estaban con su última copa) los cuales nos desearon buen viaje.

 

 

 

Llegamos a San Amaro de Pórtela sobre las diez y media, donde paramos a retomar fuerzas, cada uno a su gusto (fruta, bocata, café etc.) y poner nuestro primer sello en Barro a nuestra credencial.

 

Seguimos camino y por cierto que nos toco un tramito algo duro en cuanto a muchos charcos, lodo, socavones etc. cosas del progreso supongo, pues por lo visto pasa el AVE cerca. Esto lo notaron sobre todo nuestra abuela de 77 años y nuestro chico más joven de casi 3 añitos, el cual después de comer sobre las dos de la tarde a orillas del río Umia, nos dio un tremendo susto al caerse por las escaleras de una cafetería cercana, que visitamos con el propósito de tomar café e ir al baño. Por suerte todo quedo en eso “Un  buen susto y un chichote”.

 

Tomamos la decisión de llegar a Carracedo punto que alcanzamos sobre las cinco de la tarde, las últimas de la fila o mejor dicho del grupo, donde nos esperaba el autobús para regresar a casa y descansar hasta el próximo sábado.

Continuaremos contándoselo….